miércoles, 10 de febrero de 2010

....y del chocolate amargo, solo quedo lo amargo en su boca y en su corazón...

miércoles, 3 de febrero de 2010

lo siento, no puedo hoy.

Me visto de seda, huelo a lirio y madera, uso zapatos altos, peino mi cabello largo y lo meto dentro de unas orquillas, voy a verte, voy a hacerte mio, voy hacer tuya,
llega la llamada esperada y me dices, "lo siento, no puedo hoy"

Tomo mi bolso y salgo a la calle camino sin saber a donde ir, veo ese cafe vacilo un poco y por fin me refugio en el, siempre había querido ir y nunca habia entrado, tiene ese ambiente bohemio que tanto me atrae, es pequeño y tiene un aroma delicioso a buen cafe, a amores y desilusiones, a sueños y trasnoches, unas lagrimas arruinan el maquillaje que te estaba esperando, da igual no llegaras.

En la mesa una mano pone a mi vista un chocolate, volteo sonriendo ante el gesto dulce, de este nuevo desconocido, me pregunta por que lloro, mientras se sienta en la mesa, solo dije me ha cancelado y volví a sonreir mientras mis ojos se llenaban de agua, y dijiste soy afortunado ante tu desgracia, te mire nuevamente pero ahora no con una sonrisa sino con una mirada que podía volver hielo lo que estuviera enfrente, te disculpaste inmediatamente y dijiste te explicare: "te vi cuando salias de tu casa, molesta azotaste la puerta, vi ese temperamento tuyo aunado a tus ojos de tristeza en esa cara de dulzura, y me atrapaste en ese momento, así que te seguí hasta aquí",

Ahora te miraba sorprendida, mientras seguías con tu discurso: "no se que diablos pensabas por poco y te atropellan y tu no te diste cuenta, ni de que yo estaba apunto de sacarte de la escena cuando afortunadamente el coche paro" en ese instante me sorprendí aun mas, solo recuerdo a ver visto a lo lejos un carro rojo que hizo alto total, solo te dije, "pensé que el semáforo estaba en rojo", sonreíste, y me dijiste "no", en ese momento sentí que me sonroje, y volviste a decir: "vez como soy afortunado, tal vez tendría que haber ido contigo hasta el hospital," sonreí nuevamente con un poco de pena, mientras te observaba, llevabas abrigo y sombrero, al parecer te habías ido de ella para nunca volver, sonreíste ante mi mirada.

Sonó el teléfono, voltee a ver quien llamaba era el nuevamente, pensé: lo siento no puedo hoy, mientras sonreía apague el teléfono y te invite un cafe.